If I could define my week in one word, it would be stormy. In a good way; first of all, because I started this week still very worried about my health. I had already asked for many days of leave to attend my medical appointments, so I felt a bit out of place, not attending work for a few days.
But, my boss managed to understand how difficult it is to get a medical appointment nowadays, especially if you don't have a car to move from one point to another in a big city like Valencia. The good news was that I managed to see a urologist on Monday and clarify a few doubts about what ailed me. I met with an amazing doctor from my wonderful homeland, Zulia.
The doctor was very kind and made me feel more at ease than I was. He gave me a general check-up and prescribed me a set of medications that I have been taking ever since. Among them I had to inject two ampoules that hurt much more than I expected, but that relieved a lot the cystitis that the urologist diagnosed me with.
On the other hand, for the first time I had to decide whether or not to undergo minor surgery for circumcision. At this point we should all know what circumcision is, but if you don't it is a process in which the man's foreskin is removed. That left me terrified, because despite knowing the impending benefits of circumcision, it also stresses me out at the thought of going into an operating room.
I spent the whole week trying to make up my mind, also because it is quite an expensive process for any mortal in Venezuela: the procedure costs around $700 to $1,200. If I decided to have it done, I would have to prepare myself for tomorrow, that is, I would have to be undergoing surgery on Saturday. And that would mean more days off work, which I wanted to avoid.
Also, this operation, although it is a "simple" surgical process, is painful. So, I started to think about how much I needed that operation and I decided to postpone it, at least for a while. If someday I have the opportunity to have it done, I will do it without further ado, because health comes first. Although I have never had any problems with the foreskin before, so I will probably seek a second opinion to see what they tell me.
At the same time that my health was being affected, my body is suffering a lot from the stress of my workday. Even though I work in an office, I have to sit for a long time and my spine is constantly protesting for my attention. This, coupled with my poor posture, has taken its toll on my well-being at work. I will probably end up visiting a chiropractor soon.
On top of that, this week I had a lot of demands from my boss. Thanks to God and my professional preparation time, I have managed to wow the owner of the company with my work, which has led to another pay raise. Although I love to do my job well and have never had a problem socializing, I don't consider myself a person who has to be in the spotlight all the time. I generally like to lay low and let my work speak for itself.
This week I learned that sometimes it's good to make our accomplishments at work known, no matter how minimal they may seem. That could translate into a pay raise or your boss at least knowing that he has a professional on his team. Despite all that I may know, I don't like to brag about it, modesty has always been one of my virtues. That also happens to me because of my lack of interest in the attention of my superiors and because anywhere there is always someone from whom you can learn.
Finally, this week I learned that no matter how many problems you have, more will always come. Even that I can come to feel like a sieve from so many pricks I have received, that it is always good to attend a specialist for guidance and that no matter how much you get ahead of the facts, life is always going to surprise you. But, for that and everything else, there will always be Hive and my desire to write.
Si pudiera definir mi semana, en una palabra, esa sería tormentosa. En el buen sentido; en primer lugar, porque comencé esta semana aún muy preocupado en lo que concierne a mi estado de salud. Ya había pedido muchos días de permiso, para asistir a las consultas médicas que me tocaban, así que me sentía un poco fuera de lugar, dejando de asistir a mi trabajo por unos días.
Pero, mi jefe logró a entender lo difícil que es adquirir una cita médica en estos momentos, sobre todo si no tienes un carro para movilizarte de un punto a otro en una ciudad grande como Valencia. La buena noticia fue que logré verme con un urólogo el día lunes y aclarar unas cuantas dudas acerca de lo que me aquejaba. Me encontré con un médico increíble, procedente de mi maravillosa tierra natal, Zulia.
El doctor fue muy amable y me hizo sentir más tranquilo de lo que estaba. Me hizo un chequeo general y me recetó un conjunto de medicamentos que desde entonces he estado tomando. Entre ellas tuve que inyectarme dos ampollas que me dolieron mucho más de lo que esperaba, pero que aliviaron muchísimo la cistitis que me diagnosticó el urólogo.
Por otra parte, por primera vez tuve que decidir si someterme o no a una cirugía menor para circuncidarme. En este punto todos deberíamos saber que es la circuncisión, pero si no lo sabes es un proceso en el cual le extirpan el prepucio al hombre. Eso me dejó aterrado, porque a pesar de conocer los beneficios inminentes de la circuncisión, también me estresa el hecho de pensar en entrar a un quirófano.
Pasé toda la semana tratando de decidirme, también porque es un proceso bastante costoso para cualquier mortal en Venezuela: el procedimiento tiene un costo de alrededor de $700 a $1.200. Si decidía realizármela, tendría que prepararme para mañana mismo, o sea, debía estar siendo operado el sábado. Y eso iba a significar ausentarme más días del trabajo, cosa que quería evitar.
Asimismo, esa operación, aunque es un proceso quirúrgico "sencillo" es dolorosa. Entonces, me puse a reflexionar acerca de cuanto necesitaba esa operación y me decanté por aplazarla, al menos por un tiempo. Si algún día tengo la oportunidad de efectuármela, lo hago sin más, porque la salud es primero. Aunque nunca había tenido problemas con el prepucio, así que es probable que busque una segunda opinión a ver qué me dicen.
Al mismo tiempo que mi salud se veía afectada, mi cuerpo está sufriendo mucho el estrés de mi jornada laboral. Aunque trabajo en una oficina, tengo que mantenerme sentado por mucho tiempo y mi columna vertebral está constantemente protestando por mi atención. Eso aunado a mi mala de postura corporal, han hecho mella en mi bienestar laboral. Es probable que pronto termine visitando un quiropráctico.
Por si fuera poco, esta semana tuve muchas exigencias por parte de mi jefe. Gracias a Dios y a mi tiempo de preparación profesional, he logrado maravillar con mi trabajo al dueño de la compañía, lo cual ha conllevado a obtener otro aumento de sueldo. Aunque me encanta hacer bien mi trabajo y nunca he tenido problemas para socializar, no me considero una persona que tenga que estar siempre en el foco. Por lo general me gusta pasar desapercibido y que mi trabajo hable por sí solo.
Esta semana aprendí que a veces es bueno dar a conocer nuestros logros en el trabajo por mínimos que parezcan. Eso podría traducirse en un aumento salarial o que tu jefe al menos sepa que tiene a un profesional en su equipo de trabajo. A pesar de todo cuanto pueda saber, no me gusta andar alardeando de ello, la modestia siempre ha sido una de mis virtudes. Eso también me ocurre por mi falta de interés en la atención de mis superiores y porque siempre en cualquier lugar existe alguien del cual puedes aprender.
Por último, esta semana aprendí que no importa cuántos problemas tengas, siempre vendrán más. Incluso que puedo llegarme a sentir como un colador de tantos pinchazos que he recibido, que siempre es bueno asistir a un especialista en busca de orientación y que no importa cuánto te adelantes a los hechos, la vida siempre te va a sorprender. Pero, para eso y todo lo demás, siempre estará Hive y mis ganas de escribir.
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