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¡Integridad! Más allá de la honestidad.

Cordiales saludos amigos de la Comunidad Emotions & Feelings, en esta ocasión que nos reúne, les traigo esta disertación reflexiva, filosofando sobre la Integridad, como el valor y la virtud que debemos nutrir y cultivar incesantemente en nuestro ser, encaminando en el ensayo del discurrir, su reconocimiento y afirmación. Como atributo que asiste nuestra autenticidad e identidad personal, como individuos, pero también como congéneres en los tejidos sociales donde coexistimos.

Si digerimos e indagamos en el día a día, penetrando en sus pormenores, escudriñando con sagacidad en su singularidad y distinción que lo caracteriza en el ahora, nos concebirá ilustraciones y erudiciones, que destilarán en enseñanzas y aprendizajes, invariablemente de que los acontecimientos emergentes puedan no ser los esperados, eso no restará importancia a los sucesos figurativos. En mi poética del andar, la moral y la ética forman parte de mi ser; en el hacer, son acciones inalienables de orden capital.

Una situación insípida e inopinada forjó, con perfidia e insidia, una emboscada a la honestidad, llevándola al paredón, para ser calificada y conceptuada. Aceleradamente, con habilidad y maestría, el protagonista aceptó su “verdad”, quizás porque la irrefutable evidencia lo acorralaba y asediaba, asumiendo como única alternativa las faltas cometidas.

Faltas que hábilmente había solapado y transfigurado, durante considerable tiempo, hasta que fueron reveladas por terceros. Tal vez su honestidad estuvo condicionada a lo situacional, que exigió que la verdad emergiera. Surgieron en mí interrogantes: ¿Volverá a encubrir la verdad? ¿Cómo recuperar la confianza hecha añicos? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de repetir las faltas y ocultarlo?

Esta situación, me hizo merodear y deambular en mis abstracciones y ensimismamientos, trajinando en la tertulia con mis pensamientos. Considerables entresijos y contrariedades erigieron en mi inquieta psique, llegando al cenáculo reflexivo la inquisitiva integridad, trastocando con autoridad la ponderación de la honestidad.

Aunque el error fue reconocido y aceptado con honestidad, el hecho de haber enmascarado por tiempos, sus deslices, transpira, transcribe y calca, mellas en su integridad, fulgurando discordancia y discrepancia entre la palabra y el quehacer. Pero desde la ipseidad, me interpelo con mis sombras y fragilidades, y aunque en mi vida he procurado no causar daño, no siempre he hecho lo correcto o no siempre he dicho la verdad. Porque la honestidad (dicha como verdad) en sus derivaciones y secuelas puede generar beneficio o perjuicio. Por ejemplo: no he dicho la verdad, de su condición, a todos mis pacientes, por decisión propia o a solicitud de familiares, porque al hacer introspectivamente el juicio de valor, puede ser una honestidad que cause daño.

Sin lugar a dudas, corresponde asumir los desafíos y provocaciones, que condicionan las interpelaciones, sobre todo cuando ello involucra, principios morales y éticos, valores y virtudes. Siempre habrá medias pintas, con tonalidades y matices, toca fluir en las oscilaciones, ofreciendo emergentes oportunidades, dando conformidad a la justicia y a la equidad.

Así me encontré en la hermeneusis, honestidad vs. integridad, dos valores y dos virtudes que son esencia nativa, se complementan y perfeccionan, en el sinergismo de la bi direccionalidad. Sin embargo, surgieron ciertas circunspecciones: quien fortalece su integridad, alimenta en sus cualidades la honestidad; pero quien es honesto no necesariamente coloniza la integridad como cualidad.

La integridad es perdurable en el tiempo, se sostiene y salvaguarda en los principios de la moral y la ética, donde se atarea y afana para compaginar, concordar y armonizar, la ipseidad, y la alteridad. En otras soflamas, es ser una persona diáfana, para sí y para los demás, en pensamientos, discursos y acciones, edificando en la axiología una identidad impar, la que la cualifica como auténtica y genuina.

Nuestra convulsa y crispada cotidianeidad, fluye atiborrada de incentivos, incitaciones y aguijonazos, exigiendo y postulando, fortificar y vigorizar nuestras cualidades morales y éticas, para dar sentido y valor a nuestra existencia en el vivir. En esta demanda, es la integridad, la que irradia y destella, con significancia y compromiso, lo que somos.

Defectiva e imperfecta por naturaleza, voy ensayando y contrastando mi andar, escribiendo, borroneando y compendiando mi propia fórmula, siempre comprometida con mis vínculos y en concordancia con mi conciencia. En la resiliencia que me otorga el transitar, renunciando, retomando o empezando nuevos recorridos, pero remunerándome y nutriéndome del esfuerzo diario, deleitándome del paso a paso, a mi estilo y cadencia, viviendo con satisfacción el tiempo que me corresponde.

Hasta la próxima, cuando las emociones y sentimientos, nos unan en esta maravillosa comunidad. Gracias por su visita._{29 de Abril de 2025}

Integrity! Beyond honesty

Cordial greetings friends, of the Emotions & Feelings Community on this occasion that brings us together, I bring you this reflective dissertation, philosophizing on Integrity, as the value and virtue that we must nurture and cultivate incessantly in our self, leading in the trial of discourse, its recognition and affirmation as an attribute that assists our authenticity and personal identity, as individuals, but also as congeners in the social fabrics where we coexist.

If we digest and inquire into the day-to-day, penetrating its details, scrutinizing with sagacity in its singularity and distinction that characterizes it in the now, we will conceive illustrations and erudition, which will distill in teachings and learnings, invariably that the emerging events may not be the expected ones, that will not detract from the importance of the figurative events. In my poetics of walking, morality and ethics are part of my being in doing, they are inalienable actions of capital order.

An insipid and unexpected situation, forged with perfidy and insidiousness, an ambush to honesty, taking it to the wall, to be qualified and conceptualized. Quickly, with skill and mastery, the protagonist accepted his “truth”, perhaps because the irrefutable evidence cornered and besieged him, assuming as the only alternative the faults committed.

Faults that he had skillfully concealed and transfigured for a long time until they were revealed by third parties. Perhaps his honesty was conditioned to the situation that demanded the truth to surface. Questions arose in my mind: Will he cover up the truth again? How do we regain the broken trust? What could be the consequences of repeating the faults and hiding them?

This situation, made me wander in my abstractions and self-absorptions, in the gathering with my thoughts. Considerable intricacies and contradictions arose in my restless psyche, arriving at the reflective cenacle the inquisitive integrity, upsetting with authority the weighting of honesty.

Although the error was recognized and accepted with honesty, the fact of having masked for times, its slips, transpires, transcribes, and traces, nicks in its integrity, shining the discordance and discrepancy between word and deed. But from ipseity, I question myself with my shadows and frailties, and although in my life I have tried not to cause harm, I have not always done the right thing or always told the truth. Because honesty (told as truth) in its derivations and sequels can generate benefit or harm. As for example: I have not told the truth about their condition to all my patients, by my own decision or at the request of family members, because introspectively making the value judgment, can be an honesty that causes harm.

It is definitely appropriate to assume the challenges and provocations that condition the questions, especially when they involve moral and ethical principles, values, and virtues. There will always be half colors and nuances, it is up to flow in the oscillations offering emerging opportunities, giving conformity to justice and equity.

Thus I found myself in hermeneusis, honesty vs. integrity, two values and two virtues that are native essence, that complement and perfect each other, in the synergism of bidirectionality. However, certain circumspections arose: whoever strengthens his integrity, nourishes honesty in his qualities; but whoever is honest does not necessarily colonize integrity as a quality.

Integrity is enduring in time, it is sustained and safeguarded by the principles of morality and ethics, where one works and strives to reconcile, agree, and harmonize ipseity and otherness. In other words, it is to be a diaphanous person, for oneself and for others, in thoughts, speeches, and actions, building in axiology an impartial identity, which qualifies it as authentic and genuine.

Our convulsive and tense daily life flows full of incentives, incitements, and stings, demanding and postulates to fortify and invigorate our moral and ethical qualities, to give meaning and value to our existence in living. In this demand is integrity, which radiates and flashes with significance and commitment, to what we are.

Flawed and imperfect by nature, I am rehearsing and contrasting my walk, writing, erasing, and building my formula, always committed to my bonds and by my conscience. The resilience that gives me the ability to transit, allows me to give up, take up again, or start new paths, but remunerating and nourishing myself from the daily effort, delighting myself in the step by step in my style and cadence, living with satisfaction the time that corresponds to me.

Until next time when emotions and feelings bring us together in this wonderful community. Thanks for your visit._{April 29, 2025}