Hoy, muy cerca de donde yo vivo, detuvieron a una reportera gráfica que yo conocí en mis trabajos anteriores como periodista. Ella actualmente es la fotógrafa de la Alcaldía del Municipio Carrizal, de nombre Daysi Peña, en el estado Miranda, Venezuela.
La detención ocurrió la mañana de este viernes 2 de agosto de 2024, en la ciudad de Los Teques, (municipio Guaicaipuro) y hasta la redacción de este post, nadie sabía a dónde la habían llevado.
También leí por Twitter que otro fotógrafo fue detenido, porque él mismo twitteó que lo estaban metiendo preso antes que se lo llevaran las autoridades.
Eso de poner en remojo las bardas cuando veas arder las de tus vecinos está sucediendo en Venezuela. El gobierno, para aferrarse al poder, está realizando detenciones arbitrarias a fin de llenar de miedo a los que están siguiendo lo que sucede en mi país y lo reportan en sus redes sociales.
El fuego está cerca de nuestros amigos o conocidos. Uno está prisionero en su propia mente frente a que estos hechos son cosas que les pueden suceder a uno.
Ocurren tantas cosas al mismo tiempo, hay tantos detenidos de los que al día de hoy no se conocen sus rastros que la valentía flaquea. Tiene un bajón, porque a pesar que hay organizaciones nacionales e internacionales que están trabajando como hormigas para ayudar a los detenidos, sólo las víctimas van a pasar días y noches muy jodidas.
Hoy mi mente estuvo titubeando los laberintos de esos miedos. Yo recientemente empecé a usar mi Twitter de escritor para ayudar a compartir aquellas informaciones que pueden servirle a otros como ventana de lo que viene sucediendo. Allí ni siquiera emito juicios, sólo reposteo o redacto noticias que se deben saber.
El terror de hacer lo debido ya está en mí, más allá que yo sé que esta vez las cosas son diferentes a todas las contiendas electorales previas. Estoy segurísimo que va a haber un cambio de presidente en mi país, pero algo de lo que tampoco dudo es que la transición va a demorarse, que hay que ser inteligentes y tener suerte de nos ser el próximo blanco.
El único medio oficial por el que nos podemos enterar de lo que sucede, con un poco más de seriedad que el resto, es Twitter. Me la paso ahí metido viendo post con la ambivalencia de que unos me dan energía y otras me la quitan. Esto no se trata de ser desesperanzador, sino de que nuestra lógica como venezolanos está contaminada con los 25 años de amedrentamiento que ha labrado el poder chavista y madurista para perpetuarse y sostenerse a toda costa.
La mente compara nuestras decepciones pasadas con lo que ocurre en el presente y allí surge la oportunidad, porque estamos muy cerca, pero el régimen no se amilana y, en cambio, aumenta su violencia.
Nosotros somos los inquilinos de Venezuela. Los que se fueron obviamente no están. La comunidad internacional no está. El que está es uno y esto no lo digo con mezquindad o con ganas de generar pleitos, pero los que de verdad estamos padeciendo lo que sucede somos nosotros, por más que estés afuera de Venezuela, hayas dejado a tu familia acá y los llames todos los días.
A lo que voy es que usé la palabra "inquilino" como metáfora. Si tú vives en una casa y la dejaste porque te fuiste a otro lado, porque te botaron, porque no podías pagarla, o por la razón que sea, vas a dejar de saber dónde están las goteras. Y si supieras dónde están, no vas a saber cómo esa gotera deja el techo, cómo mancha el suelo, o cómo salpica las paredes.
Está muy bien ese paso empático de estar pendiente del que fue tu hogar y es hasta necesario llenarte con la fuerza externa para agarrar fe. Eso suma, nadie lo pone en duda. Lo que quiero decir es que es jodidamente difícil ponerse en los zapatos de los que seguimos aquí y que comprendas la ansiedad, el terror, los cambios de ánimos y lo complicada que es la alimentación, cómo rinde el dinero y un sin fin de cosas que pudiera describir y terminar en miles de palabras más.
Cada ayuda es necesaria, como lo es también cada apoyo entre nosotros mismos, entre los que están afuera y la comunidad internacional.
Es por eso que cada vez que alguien alza la voz, o no la alza, cuando alguien usa sus redes o no las usa, cuando las personas parecen indiferentes o lo son, en el medio de eso hay una brecha gigante de sentires, vivencias, historias que desconocemos y no debemos juzgar, aunque nuestro instinto sí lo haga.
Hay una diversidad de realidades tan extrañas que nos lleva a sospechar de los amigos y conocidos, pero lo más importante justo en estos momentos es la autopreservación. Queda como punto vital lo que puedas hacer por ti mismo para sostenerte y resistir el tiempo que sea que esto dure.
La turbulencia me hace debatir entre los karmas de estar aquí, los aprendizajes de toda las miserias y la religión. ¿Será acaso que los que están en el poder rezan más que quienes lo adversan? ¿Dios los ha preferido a ellos antes que a los otros? Y si crees que es cosa del diablo, pues entonces ¿por qué el diablo ha sido más fuerte que Dios?
No tengo esas respuestas y los contextos de auras no me dan un aliento, porque sé que según se repite la historia universal, habrá más victimas en este transitar de la libertad.
Este día ha sido uno de los más turbulentos, la noticia de esa detención con la que abro este post, me puso a pensar y sólo estoy escribiendo, tratando de drenar estos sentires a ver si el miedo se dopa un poco más, o las voces que escucho se liberan plasmando las ideas que resuenan ahora dentro de este blog.
A diferencia de todas las veces pasadas, yo sé que el cambio sí va a ocurrir, pero también es la primera vez que tengo tantas paranoias con el tiempo que pueda durar esa brecha y de si las bardas están lo suficientemente húmedas para soportar la candela que ha quemado a nuestros vecinos.
Por favor, cuídense, no es salsa de tomate lo que hay en las calles.
PRESS HERE FOR ENGLISH VERSION
Today, very close to where I live, they arrested a photojournalist that I knew in my previous jobs as a journalist. She is currently the photographer for the Mayor's Office of the Carrizal Municipality, named Daysi Peña, in the state of Miranda, Venezuela.
The arrest occurred the morning of this Friday, August 2, 2024, in the city of Los Teques, (Guaicaipuro municipality) and as of the writing of this post, no one knew where she had been taken.
I also read on Twitter that another photographer was detained, because he himself tweeted that he was being put in jail before he was taken away by the authorities.
That thing about soaking your fences when you see your neighbors' burning is happening in Venezuela. The government, in order to cling to power, is making arbitrary arrests in order to fill with fear those who are following what is happening in my country and reporting it on their social networks.
The fire is close to our friends or acquaintances. One is imprisoned in one's own mind that these events are things that can happen to one.
So many things are happening at the same time, there are so many detainees whose traces are still unknown that one's courage is weakened. It has a low, because although there are national and international organizations that are working like ants to help the detainees, only the victims are going to spend days and nights very fucked up.
Today my mind was wandering the labyrinths of those fears. I recently started using my Twitter feed as a writer to help share information that can serve others as a window into what is happening. I don't even pass judgment there, I just repost or write news that needs to be known.
The terror of doing the right thing is already in me, even though I know that this time things are different from all previous electoral contests. I am very sure that there will be a change of president in my country, but something I do not doubt is that the transition will take time, that we must be smart and be lucky not to be the next target.
The only official medium through which we can find out what is happening, with a little more seriousness than the rest, is Twitter. Me la paso ahí metido viendo post con la ambivalencia de que unos me dan energía y otras me la quitan. Esto no se trata de ser desesperanzador, sino de que nuestra lógica como venezolanos está contaminada con los 25 años de amedrentamiento que ha labrado el poder chavista y madurista para perpetuarse y sostenerse a toda costa.
The mind compares our past disappointments with what is happening in the present and there arises the opportunity, because we are very close, but the regime does not shy away and, instead, increases its violence.
We are the tenants of Venezuela. Those who left are obviously not here. The international community is not here. The one who is here is you, and I do not say this with meanness or with the desire to generate fights, but we are the ones who are really suffering what is happening, even if you are outside Venezuela, you have left your family here and you call them every day.
What I'm getting at is that I used the word "tenant" as a metaphor. If you live in a house and you left it because you went somewhere else, because you got kicked out, because you couldn't afford it, or for whatever reason, you're going to stop knowing where the leaks are. And if you did know where they are, you won't know how that leak leaves the roof, how it stains the floor, or how it splashes the walls.
It is very well that empathic step of being aware of what was your home and it is even necessary to fill yourself with the external force in order to have faith. That adds up, no one doubts it. What I mean is that it is very difficult to put yourself in the shoes of those of us who are still here and to understand the anxiety, the terror, the mood swings and how complicated the food is, how the money works and an endless number of things that I could describe and end in thousands of words more.
Every bit of help is needed, as is every bit of support among ourselves, among those outside and the international community.
That is why every time someone raises their voice, or does not raise it, when someone uses their networks or does not use them, when people seem indifferent or are indifferent, in the middle of that there is a giant gap of feelings, experiences, stories that we do not know and we should not judge, although our instinct does.
There is such a diversity of strange realities that leads us to be suspicious of friends and acquaintances, but the most important thing right now is self-preservation. It remains a vital point what you can do for yourself to sustain and resist for however long this lasts.
The turbulence makes me debate between the karmas of being here, the learnings of all the miseries and religion. Could it be that those who are in power pray more than those who oppose it? Has God preferred them to the others? And if you think it is the devil's doing, then why has the devil been stronger than God?
I do not have those answers and the contexts of auras do not give me encouragement, because I know that as universal history repeats itself, there will be more victims in this journey of freedom.
This day has been one of the most turbulent, the news of that arrest with which I open this post, made me think and I'm just writing, trying to drain these feelings to see if the fear is doped a little more, or the voices I hear are released shaping the ideas that resonate now within this blog.
Unlike all the past times, I know that change is going to happen, but it is also the first time I have been so paranoid about how long that breach will last and whether the walls are wet enough to withstand the candle that has burned our neighbors.
Please take care, it's not ketchup on the streets.