Todos somos vulnerables en menor o mayor medida y en diferentes aspectos. De esa condición, algunas veces, solo lo sabe la persona con la que mayor intimidad o confianza se tiene: madre, pareja, amiga, en general, se suele tener una coraza para que no descubran lo que muchos ven como una debilidad. Ya sabemos que no lo es, pero puede llegar a serlo.
Pensaba en estas cosas y recordé la vez que una de mis tías me pidió que le atendiera unos espaguetis, que estaba preparando. Yo los había hecho antes en casa y sabía que no debía dejar que se cocieran más de la cuenta y tampoco moverlos mucho después de que ya estaba el agua hirviendo.
Esta actividad sencilla y que en este momento sé que le podría pedir a alguna de las nietas sin que se intimiden, a mí me produjo mucho estrés, afortunadamente la tía regresó rápido y no pasó nada qué lamentar.
Lo qué me ocurrió fue que sentí miedo a hacerlo mal y que esta me regañara, era muy vulnerable a los llamados de atención. Y lo soy todavía. Cada vez que alguien con un poco de autoridad me amonestó por algo, subió el tono de voz o simplemente me miró feo, mi sistema nervioso se vio afectado, soy vulnerable a las malas caras.
De igual manera lo soy a olvidos y omisiones. Con esta misma tía acordó mi mamá, para que me comprara unos zapatos, un arreglo que tenían ellas. Yo debía estar en una parada a las tres de la tarde, cuando ella salía de su trabajo y me encontraría allí, a las cinco me regresé, luego de dos horas de ver calle arriba y calle abajo sin que ella llegara. Quizá esperé mucho, mi sistema de puntualidad ya estaba instalado y necesitaba el calzado.
Llegué a casa muy molesta y cuando supe de ella simplemente dijo que se le había olvidado. Aquello sí hirió mi dignidad y no acepté ir a una segunda cita. Y en el futuro, reconocí que el que la gente cercana olvidara un compromiso que tenía conmigo, me molestó mucho.
Por mujer que asume las condiciones normales de su cuerpo y ahora por edad, me he vuelto vulnerable a cargar peso, no pongo un bombillo: subirme a lo alto, no está en mis planes, nunca cargué un botellón de agua. Este vuelco anormal, que dio la vida en mi país, me ha hecho observar, con desagrado, mujeres que se montan una bombona en la espalda, no quiero imaginar esa cervical en la vejez.
Tampoco me subo en motos, nunca lo he hecho, los mototaxistas me ven caminando y ofrecen el servicio; pero yo sé que voy más segura a pie, que en esa locura de tráfico, que se observa con estos vehículos.
Conocer nuestra vulnerabilidad nos hace más fuertes, aunque no lo parezca, porque estamos atentos a nuestras debilidades y podemos dejar de exponernos, tanto en el plano emocional como en el físico. A veces en un acto de competencia con el otro las personas mayores se exponen a sufrir accidentes, suben al techo de la casa, a árboles, manejan vehículos sin tomar en cuenta sus problemas de visión y se convierten en un verdadero problema.
Donde más vulnerable me siento es cuando tengo que salir sola y si es de noche aún peor, todos los miedos se juntan y recuerdos del pasado llegan para apesadumbrarme.
Nuestro amigo @emiliorios desarrolló este [tema]( @emiliorios/afrontando-nuestra-vulnerabilidad-luis-marina-y-yo-en-7mo-dia-de-reflexiones-esen en su columna 7mo.dia de reflexiones y como siempre es una temática con mucho contenido para el debate.
Tú opinión es importante para mí. Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
Imágenes de Pixabay con su respectiva fuente.
He utilizado el traductor de Google.
English Version
We are all vulnerable to a greater or lesser extent and in different ways. Sometimes, only the person with whom we are closest or most trusted knows this: mother, partner, friend. In general, we tend to protect ourselves from what many see as a weakness. We already know it isn't, but it can become one.
I was thinking about these things and remembered the time one of my aunts asked me to take care of some spaghetti she was making. I had made it before at home and knew not to let it overcook or stir it too much after the water was boiling.
This simple activity, which I now know I could ask one of the granddaughters to do without them being intimidated, caused me a lot of stress. Fortunately, my aunt returned quickly, and nothing serious happened.
What happened to me was that I was afraid of doing it wrong and being scolded by her. I was very vulnerable to reprimands. And I still am. Every time someone with a shred of authority reprimanded me for something, raised their voice, or simply gave me a dirty look, my nervous system was affected. I am vulnerable to dirty looks.
I am equally vulnerable to forgetfulness and omissions. My mom arranged with this same aunt to buy me some shoes, an arrangement they had. I was supposed to be at a bus stop at three in the afternoon, when she left work, and she would meet me there. I returned at five after two hours of looking up and down the street without her arriving. Maybe I waited too long; my punctuality system was already in place, and I needed the shoes.
I came home very upset, and when I heard from her, she simply said she'd forgotten. That really hurt my dignity, and I didn't agree to a second date. And in the future, I recognized that the fact that people close to me forgot a commitment they had with me bothered me a lot.
As a woman who accepts the normal conditions of her body, and now, due to age, I've become vulnerable to carrying heavy items, I don't put a light bulb in; climbing high is not in my plans, I've never carried a large water bottle. This abnormal overturn, which life caused in my country, has made me observe, with distaste, women who carry a gas cylinder on their backs. I don't want to imagine that cervical pain in old age.
I don't ride motorcycles either; I never have. Motorcycle taxi drivers see me walking and offer the service; but I know I'm safer on foot than in the crazy traffic we see with these vehicles.
Knowing our vulnerability makes us stronger, even if it doesn't seem like it, because we are aware of our weaknesses and can stop exposing ourselves, both emotionally and physically. Sometimes, in an act of competition with others, older people expose themselves to accidents. They climb onto the roof of houses, into trees, or drive vehicles without taking into account their vision problems, and they become a real problem.
I feel most vulnerable when I have to go out alone, and if it's at night, it's even worse. All my fears come together and memories of the past come back to haunt me. Our friend @emiliorios developed this topic in his column "7mo.dia de reflexiones" (7th day of reflections), and as always, it's a topic with a lot of content for debate.
Your opinion is important to me. Thank you for your kind reading.
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Images from Pixabay with their respective sources.
I used Google Translate.