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Hola amigos de hive!
Les comento que hace poco leí un post de una emigrante venezolana @vic-viiic, joven, que puso en palabras el sentir de quienes se atrevieron a irse del país, por distintas razones, a buscar nuevos rumbos, que en general tienen tinte económico y de crecimiento personal, la generación Z, que corresponde a los nacidos entre los años 1997 al 2012,
Dentro de esta gama hay infinidad de situaciones y condiciones, donde en su mayoría son jóvenes que vieron truncado sus sueños y esperanzas en una Venezuela con conflictos sociales políticos y económicos. Y esto debe analizarse desde una óptica crítica, tal como lo expresó en talleres como docente universitario, colocando las vísceras en la silla de callado para no caer en posiciones qué generen polémica, aunque esto ya de por sí es un tema polémico.
Hablo de mi experiencia como padre de un varón que ya tiene 5 años fuera, un joven que forma parte de la generación Millennials “Y” que corresponde a los nacidos entre 1981 – 1996. Mi chamo es de 1996, aún sigue siendo deportista de alto rendimiento, karateca y hoy día es training en un gimnasio en Ecuador junto a sus primos que también son atletas de alto rendimiento en karate.
El vio y vivió parte de los conflictos, las posiciones mezquinas de quienes fueron sus entrenadores en la selección estadal y nacional al ser participes activos en la vorágine violenta en la cual pretendían sectores políticos del país sumergir a la juventud. Como dije, esto ya es polémico, pero fue una de las frustraciones qué vivió en carne propia mi hijo, donde fueron truncado sus sueños de ir, para ese entonces, a participar en las olimpiadas.
Pero eso no lo paro en seguir determinado a continuar sus entrenamientos y a estudiar ingeniería civil, donde comenzó con muy buen pie ya que le fascinaba, peroooo! La violencia que yacía en pequeños sectores estudiantiles impedían se desarrollarán las actividades académica, ya que la universidad donde estudiaba mi tenía al frente otra universidad, desde donde evitaban qué existieran actividades académicas, llegando a darse confrontaciones entre estudiantes de ambas universidades.
Este hecho, más el que se devino con la primera diáspora profesoral en ese entonces, hiso qué mi hijo se fuera a otra universidad un poco más lejana, a continuar su carrera de ingeniería civil… nada podía detener su empeño y ganas de estudiar. Así que comenzó de cero y le estaba yendo muy bien, fue hasta preparador estudiantil en el área de cálculo y topografía.
Sus sueños seguían su camino, hasta que llego la pandemia qué junto a una nueva ola de migración qué antecedió al virus asesino, las universidades fueron escenario de ausencias profesorales y estudiantiles, los jóvenes en todo el país ya habían engordado las filas de emigrantes venezolanos.
En este punto de resiliencia de muchos jóvenes que aún se resistían a irse, manejando una situación que por demás tiene aristas multiorganicas, se vino una tercera frustración que sumado al tema económico y de búsqueda de independencia de mi hijo, aunque no lo necesitaba, decidió posponer una vez más sus estudios.
Se fue para el oriente del país donde estábamos trabajando y estuvo lo que duró la pandemia trabajando, hasta que un día tomo la decisión de migrar para donde estaban sus primos en Ecuador.
Acá, les comento que no fue nada sencillo dejar ir a un hijo, pero en el entendido de que los hijos son, como dicen los viejos, prestados… ese querer experimentar y vivir, crecer y soñar, bañados en la resiliencia pedagógica de vivir con limitaciones impuestas hasta rayar en la sobrevivencia, a mi modo de ver las cosas hoy día, fue la que definió la razón de esta generación y la siguiente a migrar… quizás estas facetas de crisis orgánicas fueron también las que empujaron a millones en otros países a emigrar, y nuestro suelo patrio fue testigo de eso, sin señalamientos ni xenofobia alguna, todo lo contrario para quienes corrieron la suerte de ser señalados y hasta vejados en tierras ajenas.
En tal sentido, hoy formó parte de las familias del país con seres queridos en el extranjero, donde afirmó además que estas generaciones estaban ya predestinada a expandirse por todo el mundo… quizás nuestra rica diversidad genética le hacía falta al universo.
Ya este año cumplimos 5 años de no tener presente en casa a nuestro hijo, su silla aunque vacía siempre estará allí… como le dije a mi esposa, pasarán 5 años o más y no vendrá… aunque lo vemos por video llamadas cada semana y nos escribimos constantemente, su ausencia esta allí, taciturna, llena de melancolía cuando miramos atrás… pero, esta allí, siempre presente y vivo…
Gracias @vic-viiic por mostrar una parte de una gran verdad por la cual atraviesan nuestros chamos en el exterior… se que unos construyen y les ha ido bien, otros no cuentan con la misma suerte.
Hello, friends at Hive!
I recently read a post by a young Venezuelan emigrant, @vic-viiic, who put into words the feelings of those who dared to leave the country for various reasons to seek new paths, which are generally related to economic and personal growth. This is Generation Z, corresponding to those born between 1997 and 2012.
Within this range, there are countless situations and conditions, where most are young people who saw their dreams and hopes dashed in a Venezuela with social, political, and economic conflicts. And this must be analyzed from a critical perspective, as I expressed in workshops as a university professor, putting my gut feelings aside so as not to fall into positions that generate controversy, although this is already a controversial topic in itself.
I speak from my experience as the father of a son who has been away for five years, a young man who is part of the Millennial “Y” generation, which corresponds to those born between 1981 and 1996. My son was born in 1996 and is still a high-performance athlete and karateka. Today, he trains at a gym in Ecuador alongside his cousins, who are also high-performance karate athletes.
He witnessed and experienced some of the conflicts and petty attitudes of his coaches on the state and national teams, who were actively involved in the violent turmoil that certain political sectors of the country sought to plunge young people into. As I said, this is already controversial, but it was one of the frustrations that my son experienced firsthand, where his dreams of participating in the Olympics at that time were cut short.
But that did not stop him from continuing his training and studying civil engineering, which he started off very well as he was fascinated by it, but...! The violence that lay in small student sectors prevented academic activities from taking place, as the university where he studied was opposite another university, which prevented academic activities from taking place, leading to confrontations between students from both universities.
This fact, plus the first wave of faculty departures at that time, led my son to transfer to another university a little further away to continue his civil engineering degree... nothing could stop his determination and desire to study. So he started from scratch and was doing very well, even becoming a student tutor in calculus and surveying.
His dreams were on track until the pandemic hit, which, together with a new wave of migration that preceded the deadly virus, led to a shortage of professors and students at universities, as young people across the country had already swelled the ranks of Venezuelan emigrants.
At this point of resilience for many young people who were still reluctant to leave, dealing with a situation that has many complex aspects, a third frustration arose. Added to the economic issues and my son's search for independence, even though he didn't need it, he decided to postpone his studies once again.
He went to the east of the country where we were working and stayed there for the duration of the pandemic, until one day he made the decision to migrate to where his cousins were in Ecuador.
I must say that it was not easy to let a child go, but with the understanding that children are, as the old folks say, on loan... that desire to experience and live, grow and dream, bathed in the pedagogical resilience of living with limitations imposed to the point of survival, in my view today, was what defined the reason for this generation and the next to migrate... Perhaps these aspects of organic crises were also what pushed millions in other countries to emigrate, and our homeland witnessed this, without any finger-pointing or xenophobia, quite the opposite for those who were unlucky enough to be singled out and even harassed in foreign lands.
In this sense, today he was part of the families of the country with loved ones abroad, where he also stated that these generations were already predestined to spread throughout the world... perhaps our rich genetic diversity was needed by the universe.
This year marks five years since our son has been away from home. His chair, though empty, will always be there... As I told my wife, five years or more will pass and he will not come back... Although we see him on video calls every week and write to each other constantly, his absence is there, taciturn, full of melancholy when we look back... But he is there, always present and alive...
Thank you @vic-viiic for showing a part of the great truth that our kids abroad are going through... I know that some are building a life and have done well, while others are not so lucky.
Gracias por leer y votar este post...
Un abrazo!
Hasta otra oportunidad!
Thank you for reading and voting this post...
A hug!
See you again!
Los separadores fueron hechos con Canva.
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