Les invito a conocer un poco más de este relato y ver los efectos de la paranoia de John: Parte I y Parte II

En los capítulos anteriores, hemos visto a nuestro amigo John con miedo a salir de casa o de su oficina debido a la sensación de que alguien lo persigue. Pero hoy hay muy buenas noticias. Veamos de qué se trata.

Hoy me levanté con toda la intención de vencer mis miedos desde el primer momento que aparezcan. Estoy decidido a abrir la puerta apenas me pare frente a ella y, sin dudar ni un solo instante, caminar hasta la parada. Es más, me he puesto como tiempo disponible para todo ello 5 minutos. Eso es más que suficiente.

¡Lo he logrado! Y hasta en tiempo record: 3 minutos y medio. La emoción que me embarga solo se ve opacada por el temor que sube por mi cuerpo al sentir que alguien está mirándome una vez más, y con muy malas intenciones. La solución es más que obvia: Tomar un taxi, pero no, hoy no lo haré, hoy tengo muchas más fuerzas para luchar.

¡He tomado el bus! Aunque no sea gran cosa para los demás, para mí es una victoria digna de ser contada en los libros de historia. Y lo mejor es que he llegado al edificio tan temprano que aún tengo suficiente tiempo para comprar un café y calmar un poco mis nervios. Sí, ya sé que es algo un poco contradictorio, pero es algo que me funciona así que, ¿por qué no?

Ah ya, recuerdo porque he dejado de tomar ese delicioso café. La cafetería esta justo al lado y eso significa que debo salir. Prefiero no hacerlo, hace tiempo que me retraigo de hacerlo pero, ¿saben qué? Hoy sí lo haré, aunque igual puedo calmarme pensando en cosas positivas, como el buen trabajo que hago en la oficina. ¡Oh sí, cuanta satisfacción me produce ser un buen empleado! Espero algún día ser mucho más que eso, creo que me lo merezco.

Después de disfrutar de mi delicioso café, el más sabroso que he tomado en años, empiezo a subir las escaleras. Debo decir que, a pesar de estar rodeado por muchas personas en el lobby, e incluso habiendo muchas personas fuera del edificio, el cual tiene cristales que permiten que se vea fácilmente hacia el interior, no me he sentido agobiado todo este rato. Algo muy positivo y, al mismo tiempo, poco usual. ¡Un momento! Hoy usaré el ascensor.

Rápidamente llego a mi oficina. El trabajo allí es otro mundo para mí. Estoy concentrado todo el tiempo, entiendo perfectamente cómo hacer cada cosa y sé cómo asegurarme de que todo salga bien. En serio, no es por presumir pero siento que este es mi lugar en el mundo.

Mis compañeros me comentan que hoy vendrá un supervisor. Eso no me preocupa ni asusta en lo más mínimo. Estoy seguro de que a todos nos va bien y a la sucursal también.

Son las 2 de la tarde y es justo en ese momento, al regresar de comer, al menos los demás - todos se van a la cafetería de al lado a almorzar – cuando un hombre totalmente desconocido cruza la puerta y pregunta por nuestro jefe. Le hacemos pasar y de inmediato anunciamos su presencia.

Luego de varias horas conversando en la oficina, aquel hombre, aun sin poder identificar, sale y se va, dándonos una despedida muy breve y poco afable. El rostro de nuestro jefe al salir de la oficina tampoco es muy halagador, pero nos dice que no nos preocupemos demasiado porque solo despedirán a una persona en cada sucursal. Sí, reducción de personal.

Solo a una sí, pero ¿y si soy yo?

En mi mente revoloteaba esta duda y no había nada que pudiera hacer. Lo peor es que, la sensación de que alguien me veía con malas intenciones la estaba sintiendo en este momento. Allí, en lo que hasta ahora era mi lugar seguro.

Debía hacer algo, debía averiguar quién sería el afectado por la despedida, debía saber si era yo. Conociendo mi mente, no podía irme a casa y esperar hasta el día siguiente así que, sin pensarlo demasiado, entré a la oficina del jefe y le pregunté directamente:

Su respuesta me tranquilizó mucho. No intercambiamos ni una palabra más. Solo di media vuelta y me fui a mi lugar. Mi cabeza no dejaba de pensar en quien podría ser la víctima, tanto así que olvidé por completo mi miedo porque alguien me vigilaba. Ese día, de regreso a casa me decidí a usar el bus, tal como lo había hecho en la mañana. Mi mente estaba tan ocupada, concentrada en otras cosas que olvidó sentir miedo.

Claro, debo ser honesto y decirles que este cambio en mi forma de reaccionar ante situaciones donde siento mucho temor no ha sido idea mía. Mi doctor me ha dicho que puedo vencer mis temores si me enfrento a ellos, poco a poco. Con el tratamiento adecuado puedo tener la alegría de librarme de esta terrible sensación, o al menos saber controlarme.

Después de varias sesiones médicas, he podido escribir estas líneas donde expreso un poco la forma en cómo me siento. Y pueden estar seguros de que lo seguiré intentando: un día a la vez. Sé que puedo lograrlo. Y lo haré.

I invite you to learn a little more about this story and see the effects of John's paranoia: Part I y Part II

In the previous chapters, we have seen our friend John afraid to leave the house or his office because of the feeling that someone is chasing him. But today there is very good news. Let's see.

Today I got up with every intention of overcoming my fears from the first moment they appear. I am determined to open the door as soon as I stand in front of it and, without a moment's hesitation, walk to the bus stop. What's more, I have set myself a time limit of 5 minutes. That's more than enough.

I've done it! And even in record time: 3 and a half minutes. The emotion that overwhelms me is only overshadowed by the fear that rises in my body when I feel that someone is looking at me once again, and with very bad intentions. The solution is more than obvious: take a cab, but no, today I will not do it, today I have much more strength to fight.

I took the bus! Although it may not be a big deal for some, for me it is a victory worthy of being told in the history books. And the best part is that I got to the building early enough that I still have enough time to buy a coffee and calm my nerves a bit. Yes, I know it's a bit of a contradiction, but it's something that works for me so why not?

Oh yeah, I remember why I've stopped drinking that delicious coffee. The coffee shop is right next door and that means I have to go out. I'd rather not, I've been holding back from doing it for a long time but you know what? Today I will, although I can still calm myself down by thinking about positive things, like the good work I do at the office. Oh yes, how much satisfaction I get from being a good employee! I hope someday to be much more than that, I think I deserve it.

After enjoying my delicious coffee, the tastiest I've had in years, I start to climb the stairs. I must say that, despite being surrounded by many people in the lobby, and even having many people outside the building, which has glass that allows you to easily see inside, I have not felt overwhelmed all this time. Something very positive and, at the same time, unusual. Wait a minute! Today I will use the elevator.

I quickly arrive at my office. The work there is another world for me. I am focused all the time, I understand perfectly how to do each thing and I know how to make sure everything goes well. Seriously, not to brag but I feel like this is my place in the world.

My colleagues tell me that a supervisor is coming today. That doesn't worry or scare me in the least. I am sure we are all doing well and so is the branch.

It is 2 o'clock in the afternoon and it is just at that moment, as we return from lunch, at least the others - they all go to the cafeteria next door for lunch - when a totally unknown man walks through the door and asks for our boss. We usher him in and immediately announce his presence.

After several hours chatting in the office, the man, still unidentifiable, comes out and leaves, bidding us a very brief and unfriendly farewell. Our boss's face as he leaves the office is not very flattering either, but he tells us not to worry too much because only one person will be laid off in each branch. Yes, downsizing.

- Only one, yes, but what if it's me?

In my mind this doubt fluttered and there was nothing I could do about it. Worst of all, I was feeling the sensation that someone was looking at me with bad intentions at this very moment. There, in what until now was my safe place.

I had to do something, I had to find out who would be affected by the farewell, I had to know if it was me. I couldn't go home and wait until the next day so, without thinking too much about it, I walked into the boss's office and asked him directly:

I was very reassured by his answer. We didn't exchange another word. I just turned around and went to my place. My head kept thinking about who the victim might be, so much so that I completely forgot my fear that someone was watching me. That day, on my way home I decided to take the bus, just as I had done in the morning. My mind was so busy, focused on other things that I forgot to feel fear.

Of course, I must be honest and tell you that this change in the way I react to situations where I feel very afraid was not my idea. My doctor has told me that I can overcome my fears if I face them, little by little. With the right treatment I can have the joy of freeing myself from this terrible feeling, or at least knowing how to control myself.

After several medical sessions, I have been able to write these lines where I express a little of how I feel. And you can be sure that I will keep trying: one day at a time. I know I can do it. And I will.