


Las pitas, conocidas también como agaves amarillos, son una de las características más distintivas del paisaje árido del Cabo de Gata, en el sur de Almería. A pesar de ser una planta tan emblemática de la región, resulta que no son originarias de la Península Ibérica, sino que provienen de Norteamérica, de México. Son plantas que han logrado adaptarse con éxito al clima mediterráneo de la zona, que es especialmente seco y cálido, gracias a su extraordinaria capacidad para resistir condiciones extremas. Su presencia resalta en medio de la escasa vegetación del desierto de Almería, y se han integrado al entorno de manera tan natural que hoy es difícil imaginarse estos paisajes sin ellas.

