arcoiris

Pequelas acuarelitas apaisadas con paisajes del desierto de Almería en las que he querido destacar las pitas tan características del lugar.

Unos cuantos paisajes fantásticos sacados de mi sketchbook.

Cuando pensamos en un paisaje, la hierba es verde, el sol, amarillo, y el cielo se extiende en azul. Pero, ¿es siempre así?

Dos castillos que tuve ocasión de pintar durante mis encuentros con acuarelistas españoles en la provincia de Jaén: el castillo de La Iruela, a la izquierda, y el castillo de Albanchez, a la derecha. Su

Tres acuarelitas de formato apaisado que forma parte de una pequeña colección de panorámicas centradas en Jaén y su entorno.

Pues veréis, resulta que, hace un par de años, me apunté a un taller de grabado que tuvo lugar en la antigua casa-taller del artistar Ignacio Meco, la que el artista se construyó con sus propias manos

Poblaciones rurales orgánicas al amanecer. Contrastan contra el cielo irisado como esculturas vivientes que se alzan, cimbreantes, en una amalgama de líneas curvas y colores pastel.

Un par de árboles de formas caprichosas nos saludaron al llegar a aquel paraje del ensueño. A lo lejos, la gigantesca columna rocosa dominaba el horizonte con su presencia. Y en lo alto, sobre imponentes

La cañada del Carrerón, una histórica vía pecuaria que atraviesa el término de Daimiel y que se remonta, por lo menos, hasta la Edad Media.

Volvía por el camino del santuario. Al pasar junto al hito de descanso me detuve. Delante tenía el pueblo, somnoliento al atardecer, bajo un cielo teñido de amarillos, naranjas y violetas.

Una solitaria casilla junto al Guadiana vislumbrada desde los carrizos de la orilla, en una nebllnosa mañana invernal. Arquitectura rural sencilla y funcional que, en el silencio matutino, evoca sensaciones

El molino hidráulico de Puente Navarro formaba parte de la red de molinos que salpican la ribera del curso alto del río Guadiana.

Se marcharon, ya, las oscuras golondrinas, como diría el poeta. Las últimas bandadas se llevaron los postreros destellos de un otoño que se resiste con fuerza a ceder ante el invierno.

El otoño trae, a las lagunas de Ruidera, su particular paleta de pardos y dorados, que se fusionan con los verdes, y el azules y los grises de las aguas.

Un paseo invernal por el viejo camino que une, todavía, Daimiel y Manzanares. Los campos se extienden bajo un cielo vasto y cambiante. Se suceden casillas y olivares, plantíos y barbechos.

La tranquila majestuosidad de una laguna manchega; quietud y armonía, una calma momentánea en espera de la tormenta.

Atardece sobre los montes de Jaén, ásperos y pedregosos, conocidos por su mar de olivares: esos cerros de Úbeda que invitan a perderse.

Abstracción de formas orgánicas que se entrelazan y fluyen entre sí. Curvas y espirales en una composición dinámica con la que trato de evocar una sensación de fluidez y movimiento.

Un viejo molino abandonado que se alza como un monumento a la desolación. El tejado, hundido; la madera, semipodrida; los mecansimos, oxidados... Sus aspas ya no cortan el aire...

¡Bienvenidos a las Myco-metropolis, el lugar donde la arquitectura abraza la naturaleza! Inspirados en el reino fungi, cada uno de estos edificios bioorgánicos comunitarios ha sido construido...