A las 5:00 am me despertó un temblor que aún no se ponen de acuerdo para definir la magnitud. En mi condición de habitante del municipio Naguanagua en el estado Carabobo, Venezuela; puedo decir que se sintió fuertísimo. En mi casa se partieron varias cosas de vidrio y se cayeron unas cornetas que de haber estado sentada en la pc durante ese momento me habrían caído en la cabeza y aún estaría noqueada de lo pesadas que son. Realmente no hubo daños materiales (en mi casa) y la grieta que acabo de mostrar en la foto está en mi cuarto a un lado de mi cama, y, siendo honesta, soy tan infinitamente despistada y distraída que ni siquiera sé si esa grieta ya estaba ahí.
A eso vengo hoy, a expresar lo "caída de la mata" que soy. Que por más que anoto las cosas o las pongo frente a mi, mi cerebro no hace énfasis en los detalles, por lo cual no existe una clasificación consciente entre lo nuevo y lo viejo. Esto es bastante difícil, ya que me pasa en todo ámbito y me hace capaz de manera increíble, de tropezar hasta 10 veces con cada bendita piedra que me pueda conseguir en mi camino.
Bien lo decía mi papá: "Ana Isabel va a pegarse muchos trancazos en la vida porque no escucha".
Tal como pasa con la pared, pasa conmigo. No sé decir si el lunar que observo hoy en mi sien derecha es nuevo o es viejo. Si la cana que me vi ayer es la misma que vi anteayer. Si me crecieron las caderas, si estoy más delgada, si mis ojos son distintos o solo la mirada está cansada.
Si mis ojeras son más grandes que ayer y más pequeñas que mañana.
Si la vida sigue o se detiene.
Si la última vez tuve el corazón más roto que ahora...
Cómo te explico que no lo sé. Cómo te explico que no me veo, que no te veo, que no veo.
Cómo te explico que ya no sé.