Cómo corregir a otros sin despertar resentimientos

“Si va usted a demostrar algo, que no lo sepa nadie. Hágalo sutilmente, con tal destreza que nadie piense que lo está haciendo. Así lo expresó Alexander Pope:

"Se ha de enseñar a los hombres como si no se les enseñara, Y proponerles cosas ignoradas como si fueran olvidadas".

Hace más de trescientos años, Galileo dijo:

"No se le puede enseñar nada a nadie; sólo se lo puede ayudar a que lo encuentre dentro de sí".

Sócrates decía repetidamente a sus discípulos en Atenas:

"Sólo sé que no sé nada".

Lord Chesterfield dijo así a su hijo:

"Has de ser más sabio que los demás, si puedes; pero no lo digas".

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Las líneas anteriores son tomadas de unos de mis libros favoritos (por no decir el más) “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” del fallecido escritor, conferencista y maestro de relaciones humanas y oratoria, Dale Carnegie. He estado releyendo este libro porque me he dado cuenta que necesito pulir mis habilidades sociales. Me he descubierto últimamente cometiendo errores puntuales en mi trato con los demás. Nada mejor que este libro para aprender o re-aprender a relacionarte efectivamente con las demás personas.

Otra de las razones por las que estoy leyendo otra vez este libro, es por mi trabajo con el blog de @elcomentador. Para quien no nos conoce, somos un proyecto de curación enfocado en recompensar comentarios, pero que va más allá de dejar un voto. Queremos educar a la comunidad en materia de relaciones humanas, aportar contenido que permita aprender técnicas de socialización, interacción y conexión a través de la escritura, un chat o en nuestras mismas publicaciones en redes sociales, principalmente en #Hive, ya que es un proyecto exclusivo de esta plataforma, pero lo que enseñamos en nuestro blog, aplica para casi cualquier red social o plataforma de blogging.

Publiqué un post titulado “Se felicita en público, se corrige en privado”, desde mi cuenta personal @garybilbao. Allí compartí la necesidad de entender que si hemos de corregir a otros, lo más recomendable es hacerlo en privado. (puedes leer la publicación y ampliar lo que te mencionamos aquí). Hoy te presentamos en este post, algunas recomendaciones para cuando nos toque a nosotros corregir o enseñar a otros. Será inevitable no estar ante situaciones donde debamos señalar algún error cometido por alguien o guiar a una persona que está iniciando en algún lugar. Por eso es importante conocer estrategias y maneras de hacerlo con el fin de que tanto nosotros, como la persona corregida, salgamos ganando.

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Te regalamos estas estrategias basadas en el libro “Cómo ganar amigos e influir sobre la personas”, pero que también están basadas en mi propia experiencia. No pretendo sentar cátedra con este post. De hecho los incisos están basados en el libro, pero el contenido es de mi autoría, influido en lo que a mí me ha funcionado. Deseo que pueda también servirte a ti, aunque somos diferentes y quizá no te funcionen del todo, no está demás hacer la prueba, ¿quién sabe? quizá puedas lograr más y mejores cosas que este servidor en tu vida personal, laboral y familiar.

Ahora sí ¿Cómo podemos corregir a otros sin despertar resentimientos? Te invitamos a seguir leyendo.

A) Demuestre respeto por las opiniones ajenas. Jamás diga a una persona que está equivocada. Y tú me dirás, ¿cómo voy a corregir sin decirle que está equivocada? Sencillo. Demostremos respeto y admiración sincera por lo que hizo, dijo o escribió. Esa persona vale por lo que es, no por lo que tiene, hace o dice. Con todo y eso, merece que le demos el debido respeto por lo que ha hecho. Pero eso sí, seamos sinceros, cero hipocresías. Una vez reconocida la persona, procedemos a hecerle ver que puede mejorar. Que puede hacer o pensar diferente y lograr resultados aún mayores de los que ha logrado hasta ahora. Con esto de manera sutil y casi imperceptible le hemos corregido sin despertar resentimientos.

B) Si usted está equivocado, admítalo rápida y enfáticamente. Hagamos la salvedad de que con lo que le vamos a decir podríamos estar equivocados. Sin embargo, eso que le sugerimos, (ajá, como lee, sugerencias, no órdenes ni imperativos) nos ha dado resultados y por eso lo recomendamos. No nos promovamos como los dueños de la verdad absoluta. Reconozcamos que en un principio también estuvimos en la misma situación (empatizar con el otro) que esa persona y que de a poco fuimos avanzando hasta lograr cierta destreza o posición.

C) Trate honradamente de ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona. Todos creemos que estamos en lo correcto, a pesar de que podamos saber o sospechar que estamos equivocados. Esa otra persona también está en esa misma situación. Veamos, pues, las cosas desde su punto de vista. Pongámonos sus lentes por un momento. Vistamos su ropa y calcemos sus zapatos. Empaticemos con ella, de esta manera nos será más fácil entenderla, dar el trato adecuado y otorgar las recomendaciones más acertadas. Todo dependerá de la necesidad que tenga esa persona.

D) Lance, con tacto, un reto amable. A todos nos gustan los retos. Muy pocas personas se resisten a los desafíos. Con amabilidad y tacto, invite animadamente al otro a dar lo mejor desde ahora. A que lo que hizo lo puede hacer mejor. No es necesario que le recrimine sus errores, convídelo a hacerlo diferente y probarse a sí mismo a ver qué resultados obtiene.

Gracias por tu lectura atenta. Ojalá tengas disponibilidad de dejarnos un comentario. Espero también tener el tiempo para responder. Sino, tu aporte quedará como un complemento valioso a este contenido y quienes nos lean lo sabrán apreciar.

Un fuerte abrazo.

Nota: las cuatro (4) recomendaciones dadas están aplicadas en la redacción previa a la lista de sugerencias. Quise hacerlo así como ejemplo real de lo planteado en el post.