E S P A Ñ O L

CONECTADOS II

El doctor Suarez nos observaba analíticamente a Mirian y a mí como dos seres interesantes. No despegaba su mirada ni por un momento. La recepcionista entró con una jarra con café y dos tazas, el doctor Suarez se sirvió con una de ellas sin apartar la vista de nosotros.

Me empecé a sentir incómodo, pero el cansancio me ganaba, con Mirian fue peor; prácticamente no podía mantener los ojos abiertos. El sonido del aire acondicionado era más ruidoso que nosotros, y la mirada del doctor Suarez más punzante que una ampolla. Después de dar un sorbo de café, se levantó de su escritorio y comenzó a hablar finalmente.

—Dígame, señor Medina, ¿usted cree en lo paranormal?

Lo miré con rareza, pero le respondí.

—Es raro que un terapeuta me haga esa pregunta.

—¡Ah!, eso quiere decir que no. Es una pena.

—¿Por qué la pregunta?

El encorvado hombre caminó hacia un cuadro y lo miró fijamente.

—Nuestra mente es un mundo intangible, por lo tanto, evade las leyes de la física cruzando otras dimensiones. Algunos poseemos esa habilidad y la ejecutamos de manera natural, a otros nos cuesta, necesitamos un empujón para traspasar hacia otras realidades.

—Perdón, doctor, pero ¿a qué viene esto? —Comencé a alterarme un poco.

—Te explico, pienso que tu hija es una viajante nata, capaz de atravesar los límites de nuestra realidad sin esfuerzo alguno. He concluido que últimamente lo ha estado haciendo bastante, es tan habilidosa, que no puede evitar pasar por ciertos umbrales. Esas pesadillas; tan comunes, no son sueños, son cosas que ella está viviendo en su forma astral.

—¿Usted de verdad cree eso? ¿Acaso está demente?

—¡No, señor!, mi teoría es muy cierta y se lo demostraré. Ella ya está dormida, supongo que ya comenzó su viaje o está a punto de hacerlo. Ahora solo falta usted, le mostraré a donde va su hija y lo que ve.

Quedé anonadado, ¿en verdad este hombre me está diciendo estas cosas? Pero observé el rostro cansado de mi hija y no tuve otra opción. ¿Qué haría un padre en una situación como la mía, en la que ve como lentamente la vida de su hija se está extinguiendo?

Acepté la propuesta del doctor Suarez, si algo no me gustaba, me aseguró que pararíamos de inmediato.

—Póngase cómodo en el diván. —Me dijo—Por su hija no se preocupe, ella ya está bien dormida.

Me recosté y cerré los ojos, mientras él accionaba un metrónomo. Me concentré en su sonido; en ese “Tic tac” que parecían unos pasos a un mundo desconocido. Finalmente me dormí, y todo era oscuridad al principio, pero luego ante mí apareció una puerta hacia un lugar desconocido.

Había una gran tormenta, cumbres filosas a mi alrededor y una gran cueva delante de mí. Entré a ella, antes de que la tempestad me arrastrara. Estaba oscura y en silencio, pero luego varias antorchas se encendieron inesperadamente a mi alrededor. Alguien corría hacia el fondo, era una figura pequeña como la de un niño, en mi corazón sabía que era Mirian así que fui tras ella. Le grité, pero ella corría más al interior de la cueva. Finalmente se detuvo y pude visualizar su rostro; efectivamente, era mi hija.

—Debo encontrarla. Sé que está por aquí. —Me dijo preocupada.

—¿Encontrar a quien, hija? —Le pregunté. Luego ella miró a su alrededor asustada como si algo nos acechara.

—¡Ahí viene! ¡Debemos irnos o nos llevará a otro lado y nunca la encontraremos!

—¿A quién te refieres, Mirian? ¿Qué está…?— Y antes de terminar mi incógnita, algo en la oscuridad se llevó a mi hija arrastrándola de mi lado.

—¡Mirian! ¡Mirian! —Grité varias veces, pero una fuerza me arrastraba y todas las formas se difuminaron. Finalmente desperté de nuevo en el consultorio, gritando desgarradoramente, y lo primero que visualicé fue el rostro sereno del doctor, luego a Mirian, dormida tranquila en el sillón.

—¿Qué fue todo eso? —Pregunté alarmado.

—¿Ahora si me cree? Por lo que pude observar, una entidad externa de alguno de esos mundos no permite que su hija vuelva. Si no actuamos inmediatamente, la perderá para siempre.

—¡No, por favor! ¡No puedo dejar a mi hija en ese lugar tan horrible!

—Entonces debe confiar en mí. Ahora que ya ha visto un esbozo de cómo es ese sitio, debe ser más valiente y enfocarse en encontrar a su hija únicamente. Debe hacerle entender, que no hay nada para ella allí y que su lugar es aquí, ¿me entendió?

Asentí con la cabeza afirmativamente.

—Bien, haremos otra sesión, espero que en verdad esté preparado.

CONTINUARÁ...

Escrito por @universoperdido. 24 de Febrero del 2022