




Vengo de una semana de doble entrenamiento y me sentía algo agotada y de paso con una noche madrugada de lluvias intensas que pensé por un momento que el entrenamiento no se daría.
Fue un día que empezó con un cielo súper nublado, pero eso en algo frenó mi motivación pero no mi disciplina. Había decidido solo hacer 10k ya que ayer me tocó montaña con técnica de escalera y terminé desmayada pero feliz de los resultados, por eso hoy decidí que la ruta hacia la plaza a las tres gracias era una opción pero ajuste la ruta hasta Ciudad Banesco y luego empalme con Campo Alegre termine haciendo 13k y eso me recordó que, incluso en las condiciones de cansancio el compromiso con nuestras metas es lo que realmente marca la diferencia. Cada paso, fue guiado por la convicción de nuevos objetivos.
Parte de la ruta la compartí con mi compañera Erika y fue agradable ir conversando sobre temas en común y también esta jornada fue compartida con mis compañeros de Hive Run, donde la armonía y la amistad que demostramos durante el recorrido fue sellado con agradables fotos en el compartir después del estiramiento, esto es el combustible que necesitamos para seguir adelante y conectados, fortaleciendo lazos y renovando el espíritu de equipo, ya que es un claro recordatorio de que no estamos solos en esta carrera hacia nuestras metas.
Estos entrenamientos son clave para mejorar nuestros propósitos en las carreras y competencias que nos quedan del 2025. Hoy, más que nunca, siento que cada gota de lluvia, la humedad sin freno o el sol intenso valen la pena, porque sigo con paso firme acercándome un poco más a mi mejor versión
Y mi encuentro especial con Keep Walking me recuerda de su lema sigo AVANZANDO POR EL CAMBIO